
La importancia de la teoría de Piaget, conocida como Teoría del desarrollo cognitivo, está directamente vinculada con el desarrollo cognitivo de los niños; y es que gracias a esta teoría, el ser humano pudo comprender los esquemas de aprendizaje a los que se somete un individuo desde su infancia, siendo realmente útil en la actualidad dentro del mundo de la docencia.
Podemos decir que gracias a esta teoría, comprendemos cuáles son las fases por las que pasamos desde el punto de vista cognitivo, desde que nacemos hasta que nos hacemos mayores. Etapas que cuentan con un orden fijo en absolutamente todos los individuos, independientemente del país o etnia a la que pertenezcan, aunque pueden variar ligeramente de uno a otro niño. Estas variaciones las encontramos precisamente en la parte más darwinista del estudio; y es que Piaget asegura que el hombre nace con ciertas herencias biológicas que afectarían directamente a la inteligencia.
Así para Piaget tendríamos dos inteligencias, una de origen biológico y otra de origen lógico. La parte lógica es la que nos permitiría adaptarnos al medio. Así, además de darnos una visión de la línea cronológica del aprendizaje cognitivo de los humanos, esta teoría ayuda a los docentes y profesionales de la educación y psicología a detectar problemas cognitivos en la infancia, pudiendo así adelantar terapias que puedan ayudar al desarrollo de los individuos.
Es importante saber que cada etapa (sensoriomotora, preoperacional, de las operaciones concretas y de las operaciones formales) está caracterizada por un proceso, el de asimilación y adaptación. Entendemos como asimilación la transformación del entorno para adecuarlo a los esquemas cognitivos que el niño ya posee. Asimismo, la adaptación no es otra cosa que cambiar dichos esquemas para poder desenvolverse mejor con el entorno. Podemos poner cientos de ejemplos de este tipo de procesos de asimilación y adaptación, aunque uno de los más curiosos sucede durante la etapa sensoriomotora. En esta etapa, los niños intentarán entender la información que les da sus sentidos. Aprender a mover sus manos, sus pies y a coger objetos y soltarlos.
No obstante, no cuentan con los esquemas suficientes como para entender que estos objetos permanecen en el tiempo. Así, si apartamos dichos objetos de su vista se olvidarán de ellos tarde o temprano. Podemos entender por tanto la sensación de angustia cuando el niño llora por no estar con su madre, pues no es consciente aun de que esa figura materna sigue estando, aunque no esté a su lado. Esta etapa terminará cuando el niño sea consciente de que las cosas y las personas permanecen aunque no estén a su alcance.