viernes, 24 de junio de 2016

PIAGET



La importancia de la teoría de Piaget, conocida como Teoría del desarrollo cognitivo, está directamente vinculada con el desarrollo cognitivo de los niños; y es que gracias a esta teoría, el ser humano pudo comprender los esquemas de aprendizaje a los que se somete un individuo desde su infancia, siendo realmente útil en la actualidad dentro del mundo de la docencia.

 Podemos decir que gracias a esta teoría, comprendemos cuáles son las fases por las que pasamos desde el punto de vista cognitivo, desde que nacemos hasta que nos hacemos mayores. Etapas que cuentan con un orden fijo en absolutamente todos los individuos, independientemente del país o etnia a la que pertenezcan, aunque pueden variar ligeramente de uno a otro niño. Estas variaciones las encontramos precisamente en la parte más darwinista del estudio; y es que Piaget asegura que el hombre nace con ciertas herencias biológicas que afectarían directamente a la inteligencia.

 Así para Piaget tendríamos dos inteligencias, una de origen biológico y otra de origen lógico. La parte lógica es la que nos permitiría adaptarnos al medio. Así, además de darnos una visión de la línea cronológica del aprendizaje cognitivo de los humanos, esta teoría ayuda a los docentes y profesionales de la educación y psicología a detectar problemas cognitivos en la infancia, pudiendo así adelantar terapias que puedan ayudar al desarrollo de los individuos.

 Es importante saber que cada etapa (sensoriomotora, preoperacional, de las operaciones concretas y de las operaciones formales) está caracterizada por un proceso, el de asimilación y adaptación. Entendemos como asimilación la transformación del entorno para adecuarlo a los esquemas cognitivos que el niño ya posee. Asimismo, la adaptación no es otra cosa que cambiar dichos esquemas para poder desenvolverse mejor con el entorno. Podemos poner cientos de ejemplos de este tipo de procesos de asimilación y adaptación, aunque uno de los más curiosos sucede durante la etapa sensoriomotora. En esta etapa, los niños intentarán entender la información que les da sus sentidos. Aprender a mover sus manos, sus pies y a coger objetos y soltarlos.

 No obstante, no cuentan con los esquemas suficientes como para entender que estos objetos permanecen en el tiempo. Así, si apartamos dichos objetos de su vista se olvidarán de ellos tarde o temprano. Podemos entender por tanto la sensación de angustia cuando el niño llora por no estar con su madre, pues no es consciente aun de que esa figura materna sigue estando, aunque no esté a su lado. Esta etapa terminará cuando el niño sea consciente de que las cosas y las personas permanecen aunque no estén a su alcance.

PARADIGMAS EDUCATIVOS

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PSICOANÁLISIS DE FREUD

El Psicoanálisis es un método de observación e investigación de la mente humana, que trata de comprender y explicar su funcionamiento con la finalidad de conseguir unos objetivos terapéuticos para el paciente. Por lo tanto, es también un método terapéutico para abordar con el paciente sus conflictos y tratar sus dificultades. Como resultado de estas observaciones y esta técnica, ha sido posible desarrollar una teoría psicológica de la conducta y de la mente humana.
Aunque fue iniciado por Sigmund Freud hace más de cien años, el método ha ido evolucionando de forma considerable desde su inicio a través de sus seguidores.
El método consiste en generar unas condiciones de trabajo estables para el paciente y el psicoanalista. Ambos se encuentran en sesiones de cuarenta y cinco a cincuenta minutos varias veces a la semana (4 o 5, en algunos casos 3) durante unos años, ya que la comprensión de los procesos inconscientes y del origen de los problemas de la persona y los cambios internos requieren un trabajo largo y laborioso.
La teoría psicoanalítica sugiere que no sólo los factores constitucionales y genéticos constituyen la personalidad y sus desequilibrios. También existen otras influencias importantes, como la experiencia del nacimiento, las tempranas relaciones con los padres, la sexualidad, las pérdidas, los miedos y la manera de vivir la ansiedad. Estas experiencias cruciales, vividas en el núcleo familiar, van estableciendo determinadas pautas de sentimientos, fantasías y relaciones inconscientes e interpersonales, que se encuentran en la raíz de los problemas por los cuales la persona busca ayuda.
Actualmente contamos con la evidencia de estudios empíricos que avalan la validez del tratamiento psicoanalítico.
Además de la práctica psicoanalítica, gran parte de los psicoanalistas aplican también su formación en psicoterapias de orientación psicoanalítica, psicoterapias breves, tratamientos de grupos y de familia, y en ámbitos diversos: medicina, psiquiatría, psicología clínica, educación, docencia universitaria, ciencias sociales y de la cultura, etc. En estas tareas, fuera del encuadre estrictamente psicoanalítico, se favorece el trabajo interdisciplinario, facilitando y estimulando el intercambio de pensamientos y experiencias.

INTERVENCIÓN PSICOPEDAGOGICA




Se considera como el Proceso integrador e integral y supone la necesidad de identificar las acciones posibles según los objetivos y contextos a los cuales se dirige o como el conjunto de actividades que contribuyen a dar solución a determinados problemas, prevenir la aparición de otros, colaborar con las instituciones para que las labores de enseñanza y educación sean cada vez más dirigidas a las necesidades de los alumnos y la sociedad en general, es decir guías de acción para mejorar las condiciones para el desarrollo de las capacidades. (Bausela E.)

 Propuestas de principios en la acción psicopedagógica: Principio de prevención: concibe la intervención como un proceso que ha de anticiparse a situaciones que pueden entorpecer el desarrollo integral de las personas. Principio de Desarrollo: el sujeto se enfrentara a los cambios propios de su desarrollo evolutivo, surge un nuevo contexto de relaciones y exigencias a nivel cognitivo, social y comportamental que serán incrementados en el desarrollo. Principio de acción social: el sujeto haga un reconocimiento de variables contextuales y de esta manera hacer uso de competencias adquiridas en la intervención, para adaptarse y hacer frente a éstas en su constante transformación. Estos a su vez presentan modelos que configuran una representación de la realidad y una forma aplicada de la teoría, que posibilita el diseño, aplicación y evaluación de estrategias de intervención clasificados en: Teóricos: se conceptualizan como aportes provenientes de las diversas corrientes de pensamiento. Modelos básicos de intervención: su conocimiento es la unidad básica de intervención clínica, por programas, por consultas o psicopedagógicos. Modelos organizativos: encargados de plantear la manera de organizar la orientación en un contexto determinado.

 Modelos mixtos o de intervención: se han combinado para satisfacer las necesidades de un contexto determinado, ejemplo de éstos serían los modelos comunitarios, ecológicos, sistémicos y psicopedagógicos. Los modelos de intervención a su vez reciben otras clasificaciones, según Álvarez y Bisquerra, en counseling, consulta y programas:

 1. Modelo de counseling o modelo clínico: atención directa e individualizada que tiene un carácter terapéutico basado en la relación orientador-orientado, de carácter remedial y centrado en necesidades específicas de quien consulta.

2. Modelo de consulta: acción indirecta de carácter preventivo y de desarrollo que posibilita el adquirir conocimientos y habilidades para resolver los problemas.

 3. Modelos de programas: intervención directa y grupal de carácter preventivo, globalizador, comprensivo, critico, ecológico y reflexivo; concibe la relación del sujeto con su entorno sociocultural.

 El orientador actúa desde diversos campos como la orientación y la intervención psicopedagógica, los cuales se refieren a un conjunto de conocimientos, metodologías y principios teóricos que posibilitan la ejecución de acciones preventivas, correctivas o de apoyo, desde múltiples modelos, áreas y principios, dirigiéndose a diversos contextos. Dentro de las diversas áreas de intervención psicopedagógica, se ubica la orientación en procesos de enseñanza aprendizaje, que ha centrado su atención en la adquisición de técnicas y estrategias de aprendizaje, desarrollo de estrategias metacognitivas y motivación.

EL CEREBRO

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HIPERACTIVIDAD



Se denomina hiperactividad a un comportamiento que se caracteriza por la actividad excesiva y fuera de lo normal. Se trata de un trastorno de la conducta infantil que lleva al niño a no poder quedarse quieto. Hiperactividad Algunos ejemplos donde aparece el término pueden ser: “La hiperactividad de este chico resulta un castigo para su niñera”, “El pediatra me recomendó que lleve a Martín a hacer deporte para mantener controlada su hiperactividad”, “De pequeño me caracterizaba por la hiperactividad: nunca permanecía sentado por más de diez minutos”.

 Este trastorno, no solamente aqueja al niño durante las horas en las que se encuentra despierto, sino que también lo hace durante la etapa de sueño, manteniéndolo en permanente actividad. Los síntomas de este trastorno conductual que afecta a muchos niños, incluyen desde treparse al mobiliario hasta correr sin parar, pasando por la más amplia gama de movimientos. Los niños hiperactivos disponen de mucha energía, por lo que sus padres tienen que buscar la forma para que dicha energía pueda ser canalizada y explotada de manera beneficiosa para el pequeño. La hiperactividad se origina en factores neurobiológicos, en los cuales la genética tiene una gran incidencia. Por eso su tratamiento puede incluir el suministro de fármacos. Síntomas y tratamiento Este trastorno fue descrito por primera vez en 1902 por George Still.

 El especialista expresó que aquellos niños que la padecen han desarrollado una actividad motora muy intensa y por eso necesitan hallarse en constante movimiento. A su vez al estar rodeados de otras personas, su hiperactividad aumenta, sobre todo cuando son extraños o individuos a quienes no ven con frecuencia. A sí mismo, al estar solos, el ritmo de actividad disminuye considerablemente.

El mismo autor describió claramente el perfil de un niño hiperactivo y resaltó la importancia de ayudarlos porque este ritmo de vida (que no es voluntario), puede resultarles altamente dañino. Según el especialista, estos niños manifiestan una actitud destructiva y no se sensibilizan a través de los castigos, al contrario parecen volverse más inquietos e inestables. Además, son criaturas a quienes es muy complicado educar, debido a que les resulta muy difícil permanecer pensando o haciendo una misma cosa durante un tiempo prolongado; poseen un coeficiente intelectual normal, pero no parecen poder rendir acorde al mismo (a la inquietud reflejada en los movimientos, las conductas por impulso y los desequilibrios emocionales, hay que sumar que estas personas que se distraen con facilidad). Por otra parte, poseen un margen muy bajo de tolerancia frente a las frustraciones, lo que los lleva a volverse obstinados y persistentes para conseguir sus objetivos sí o sí. En lo que respecta a sus estados de ánimo, suelen ir de momentos de intensa alegría a llanto descontrolado, mostrando un desequilibrio emocional muy fluctuante. Still dividió este trastorno en varias etapas, donde cada una se caracteriza por mostrar actitudes particulares: *Desde los 0 a los 2 años: Pueden notarse problemas en el ritmo del sueño y mientras el niño se está alimentando. Sobresaltos, resistencia a los normales cuidados, irritabilidad, etc. *Desde los 2 hasta los 3 años: Dificultades para expresarse, una actividad excesiva y poca conciencia de las situaciones de peligro, suelen sufrir numerosos accidentes.

De los 4 a los 5 años: Manifiestan claras complicaciones para adaptarse a un grupo, desobedecen sistemáticamente y tienen dificultades para respetar los límites. *Desde los 6 años en adelante: Presentan una gran impulsividad y problemas de aprendizaje causados por el déficit de atención. Además muestran problemas para relacionarse. El tratamiento para la hiperactividad depende de cada situación individual, hay casos más complejos que otros, y sólo en casos extremos se recurre a estimulantes y otro tipo de complementos farmacológicos que ayuden al niño a concentrarse mejor. Por sobre todas las cosas, se recomienda que los niños con hiperactividad, sean supervisados a través de un tratamiento psicoterapéutico que los ayude a mejorar no sólo en su concentración sino también en el trato con el resto de las personas, a fin de brindarle una vida más saludable. Existen además otro tipo de tratamientos orientados a lo cognitivo, que buscan recuperar en el niño el deseo de aprender y de dedicarse a algo con especial atención, y mejorar su comunicación con el entorno.

 Es importante destacar por último, que la hiperactividad propicia problemas en el aprendizaje y se vincula a diversas alteraciones psicológicas, como el desarrollo de fobias, problemas de autoestima, ansiedad crónica o hasta depresión. Por todo esto, es primordial que los niños hiperactivos reciban un tratamiento adecuado para canalizar correctamente la energía.

ECOLALIA EN NIÑOS